viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 237 - Álvaro Mata Guillé

POEMANÍA



la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 237/2011



“Por lejos que la ciencia haga retroceder sus fronteras,

en toda la extensión del arco de esas fronteras,

se oirá correr todavía la jauría

cazadora del poeta…”



Saint–Johm Perse







Poeta invitado: ÁLVARO MATA GUILLÉ (*)




Del libro: “Sobre los fragmentos”

1.
Como el riachuelo en la laguna de piedra,
como el viento que escucha el gemido que viene del cerro, al ladrido de los
perros y el ruido de cadenas en el cerco, junto al llanto que recorre el monte
entre los huecos de las nubes,
los insectos,
las ramas en los árboles,
los tablones,
los huecos;
como los pájaros que calan la lluvia que huye hacia la sombra empozada en la
laguna muerta, la historia
reseña de nubes
de escamas,
de polvo,
se hace en relación con lo otro:
es bruma, vacío
odio;
se disipa en la ceniza como el humo en las cámaras,
como el vaho que adormece las paredes cercenando las urnas,
los rincones,
los cabellos,
las cabezas,
los gritos las gavetas,
los cajones que acumulan nieve en la nieve del barro,
huesos en las bóvedas de los cráneos,
en los pasillos,
en las puertas,
en los cuartos:
es miedo,
deseo,
soliloquio,
transcurso del límite en la transparencia,
vértigo que deslumbra el acontecer;
resabio de días y noches inmersos en las letras de días y noches,
el grito, el aliento,
en la nube en la nieve en la ceniza,
en el viento,
en el polvo;
parpadeo de lo que somos:
ecos que persiguen ecos, pasos que observan pasos en los surcos
de los rostros,
en el titilar de los fragmentos:
encuentro y desencuentro,
fulgor que transparenta el espejismo…




2.
El otro,
lo otro,
diálogos vinculados a la otra orilla,
a otro sitio, otro lugar,
otros inicios;
titubeo alejado de la conciencia,
voces escondidas en las voces
desaparecen en ellas
las trascienden,
vislumbre que opaca la mirada
la niebla en la mirada
el mutismo en la piedra en la mirada
el vapor en las urnas,
en el ruido,
en las cadenas,
en el gemido del cerro incrustado en el humo, en la nieve, en el lodo,
como una estaca;
envuelve al eco,
las palabras y el rumor de palabras en el eco,
al mutismo que opaca el sentido en el humo, en la reminiscencia
en la niebla
en el mutismo:
sombras que persiguen sombras,
voces que buscan voces,
presencias que disimulan lo ausente persiguiendo lo ausente,
como penumbra,
como ocaso,
como velos que ensueñan la penumbra
en el humo
en el ocaso,
en el horizonte en la lejanía,
en el abandono:
balbuceo del mutismo en las sombras,
sigilo que muta en el retorno
como eco
como niebla
como ocaso…




3.
El intento de aplacar la orfandad que ocasiona la presencia del límite,
(saberse solos ante la indiferencia del entorno,
ante el abismo que transparenta como vaho que oscurece,
como arena en el exilio del polvo
que arrastra el grito hacia las sombras
al abismo,
al humo en la ceniza
al polvo cubierto del polvo en las sombras)
haya consuelo en el abrazo del otro
mezcla del uno y del todo
de nada;
ilusión que persigue la identidad en lo absoluto
desfigura los gestos en los márgenes del rostro,
del beso
en la indiferencia que se seca en el rostro:
dejamos de ser
(atraídos por la incertidumbre del deseo,
por el delirio que borra los límites con su alumbramiento,
por la ilusión que relumbra como ahogo,
como el temor que acosa las urnas,
en el deseo
en el vaho que penetra las cámaras, junto a la sangre que mancha de blanco la
arcilla y los dedos encogidos, tirados, muertos en el piso,
en el túmulo en el ara
en las llamas que gotean la luz de la flama en los cirios
escapándonos
persiguiéndonos
poseyendo la niebla)
para volver a ser:
ocaso convertido en ceniza
en sueño, en ceniza
en ocaso,
sombra que busca al sol en la penumbra
en la luz,
en el vaho de la ceniza,
los insectos…
abandono que persigue lo semejante en su fugacidad,
horizonte sumergido en la penumbra
en el vaho,
en la ceniza
en las sombras
en el crepúsculo.




4.
Extrañeza,
otredad,
fragmentos de recuerdo que evidencian sentirse
y saberse solos,
presienten lo ajeno,
al límite que agrieta el entorno abrazando el curso de los hechos, que al
acercarse a los márgenes de lo cotidiano, a los márgenes que se acercan a la
ausencia siendo ausencia,
se dispersan manchando el espacio…




5.
En nuestros días,
(días alejados del estupor de los campos
del hedor calcinado de hueso en los hornos de hueso
del ahogo y el miedo de gas y dientes de polvo en el lodo,
en las grietas del ahogo
las arrugas;
de ojos y el terror de los ojos en los dientes
en la hendedura negra del ojo
en los dientes;
de rezos incrustados en las vigas,
en las manchas del cuerpo y el cuerpo que mancha el color destiñendo el
sopor en los ladrillos
los trazos
los vagones
el rostro aplastado en las columnas;
de sal negra en la nieve negra del fango
del sopor en la ausencia
en los huecos que perforan la carne de hueso en las piedras,
en el susurro abatido en los huecos de las urnas,
en las cámaras,
en el silencio que vulnera el sopor muerto del silencio asimilando el tiempo
violado del mutismo,
sosegado en la costumbre,
en el tiempo,
en el túmulo,
los tablones
los insectos…
la costumbre)
el otro
-el yo el vos el tú-
desaparece como un espejismo en la avidez del prisma,
como una fosa perdida en la oscuridad del brillo,
como un espectro que persigue el moho en el fulgor del moho,
reflejo de una alucinación sin pétalos
ni fulgor;
pero,
qué quiero decir con estas frases:
que se han ido los pájaros
y la mirada se ausenta en la ceniza,
en la bruma en la tiniebla,
en el llanto del riachuelo próximo al cerco, que atrapa el susurro que
baja del viento,
poseído por un brillor de abolorios muertos:
que nos hemos convertido en el esplendor gris de lo que ocurre, hacinados en
la oscuridad de un espectáculo que acumula rostros como celdas de una
colmena, que pudren lo luminoso,
en el brillor del espejismo,
en la soledad de la ausencia
en el miedo;
que se ha ido el deseo
y el umbrío cubre la sonrisa en la sombra y las nubes machan las arrugas de
pus en los ojos, en los dedos en la pus en el espejo,
en el rostro de la laguna muerta:
la lluvia oscurece la poza estancada en la imagen de piedra,
las piedras del riachuelo
los pétalos de piedra
los tablones
los dedos yertos desfigurados en el piso,
los insectos...






(*) Álvaro Mata Guillé
: nació en San José, Costa Rica, en 1965. Director de teatro y escritor. Director de la revista cultural Hoja en Blanco y la editorial Aire en el agua editores, subdirector del Laboratorio del cuerpo en escena y del grupo Baco teatro-danza, de Costa Rica. Miembro de la revista K, Director del Instituto de Creación Poética de la Casa de Refugio y de la Revista Locutorio, México, tiene varios libros publicados, entre ellos “Debajo del viento” (Argentina, Venezuela); “Escenas de una tarde” (Costa Rica), “Intemperies” (México) y dos más en preparación, como ensayos en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Con Baco teatro-danza, ha montado varias obras, la última “Antes que amanezca”, monólogo presentado en Costa Rica, México y Argentina.

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