viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 97 - Simón Esain

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 97/2007





“Todos los poetas de todos los tiempos

dicen siempre lo mismos. Y eso mismo

también permanece en la superficie

de la piel del mundo, de igual modo

que el mundo permanece en la superficie

de la piel del poeta...”

Marina Tsvietáieva



Poeta invitado: SIMÓN ESAIN (*)



De “El momento de ahogarse”





a Jorge Omar Altamirano



viaje hacia su corazón, si puede

viaje diariamente desde el amanecer, si puede

día y noche, si puede

imagine la cantidad de asuntos que encuentra en su camino

si es que le toca desandar el camino de cada día hacia su corazón



después de haber pasado la malanoche

en un banco de la estación de Colonia Alvear

caminé hasta la parada del ómnibus, mientras todos dormían

vi la pobre luz artificial todavía encendida

en los caños a la orilla del Ande

medio cielo empezaba a calentarse

es la primer imagen que aparece en el camino de ida

hacia mi corazón

es triste y no sé qué significa la luz de las lámparas

tal vez en ese momento alguien saliera de un velorio a fumar



supongo que en el centro del pueblo, y para mí también

la estatua de Alvear

iluminándose de igual manera, llena de melancolía, dice

el inicio de un discurso amnésico



nosotros

nosotros, lustradores del bronce





...




tres eucaliptos están creciendo

se alejan de la primera curva y vienen hacia acá

suave la primera curva a la derecha

estos tres eucaliptos nos pueden mirar, nos miran pasar

los vimos crecer, los vemos vibrar, hijos

de los yuyales, a un costado de la asfixia

enfrente amontonaban paredes y basura



se nubla frente a los bares sin vidriera la tierra regada

una polvareda infantil nos sigue, se desprende

comienza a quedarse un minuto en el aire su perrito

grandes y pequeñas perspectivas bajan del cielo



el paso del puente sobre el arroyo es

un salto al otro lado del espejo

tras las cinacinas los espinillos, tras los girasoles el horizonte

manadas de cúmulos mitad calvos, mitad grises

señalan donde el gran río se evapora desde temprano

pero el encanto movedizo está en la fina capa de fugas

sensible al girar la pequeña manivela y poner en marcha el sopor

el encanto inefable del auto pide una calle que deje atrás el pueblo

y nos muestre el color del ojo de la mañana

luego comenzamos a leer el cielo por encima del limpianubes

y al fondo del camino un hueso blanco

señala una perfecta serie de comienzos del final



el recurrente tema de conversación se espesa

en medio de esta tranquilidad





COMO ME CONVERTI EN ESPIA



la Noche es una diosa adulta, vertical

obligada a sentarse fuera de la casa

sus piernas abiertas te miran como policía

la Oscuridad, en cambio, habita tu ojo

es una mirada que alcanza a encontrar tu mirada

al cruzar la Noche

la Noche sigue apostada afuera

mientras Oscuridad anda suelta

la Noche sabe que estás ahí y vos sabés que sabe

en cambio Oscuridad se te mete por el ojo

y te lo deja abierto

aunque lo cerrés porque querés dormir

entonces comprendés que tras los párpados

no están Noche ni Oscuridad

sino una conversación interminable que

no puede ser oída, pero

puede ser sospechada



yo, espía supersticioso, cobarde, rencoroso

lo hago; comienzo a cumplir órdenes secretas

la Noche se sabe dueña de lo que me falta

la Oscuridad se parece a no saber






BOB DYLAN



yo escuché tus canciones antes de oírlas

disfruté en la frente el viento terrible del que vos hablaste

quise huir, volverme fugitivo, desconocido para siempre

quise la principal razón para idolatrar los jeans

cada mañana quedar listo a volverme un extraño

el paisaje familiar volverse triste o terrible

vos lo confesaste por mí

vos nos expusiste a nosotros mismos

y fue una gran explosión de antimateria azuleja

que nos construyeras los trozos nuevos

imposibles

que nos alejaban

pero que no se alejaban

¡y qué ineludible eran las calles y el campo

cuando sonaba tu voz!

me arrinconaban

en eso que a vos parecía liberarte









MOMENTO



en una ciudad poco importante

algunas tiendas llenas de envidiosos

en una casa cuadrada

olvidada por los cuadros

en una de las habitaciones

sentado en su silla frente a

esa máquina que enseña a pedir

quebrado en dos sobre la mesa

un hombre solitario se empeña

en escribir un verso

un verso solo que se escriba a sí mismo

que se decodifique, que se sostenga a sí mismo

y fracasa, no fracasa

la ciudad, que sólo importa a sus habitantes

no fracasan los envidiosos, que han comprado carísimo

su propia envidia

no fracasan las habitaciones con sus muebles

sosteniendo agua en un jarrón

el verso, precisamente él

se negará a rendirse

el verso que sostienen tantas armonías irritantes

tanta soledad y cercanía incomprensible



en el rincón más vacío que otros

donde estaba la planta que secó

porque alguien olvidó regarla

comienza a lanzar su penumbra

la muralla

la muralla del verso







CONSTITUCION DE LA MAGIA





creen en la magia

sienten que van a su encuentro

al cruzar una puerta

al incorporarse a una fiesta

al adquirir un objeto

al sentarse ante cierto plato con hongos

a cada gesto declaran su insistencia

no comprueban, insisten

se vuelven insolentes poco a poco



arremangados, inclinados

mirando con asombro nuestro asombro

demorándose, peinándose

peinan y peinan sus espadas recién bañadas



son el ejército que derrotó a los magos

tenían razón

la magia era eso

la clave estaba en el primer asesinato

y ahora

pertenece al campamento







EL LEON




si alguien comienza a mirar

a mirar, a mirar

tratando de ver un león

termina por verlo

el león es uno igual a otro cualquiera

pero el mechón de su melena asoma sobre los muebles

y el perfil de su lomo pasa entre objetos familiares

desamparados

es fácil descubrir

que también nos vigila y acecha

entonces, todo cambia

con el transcurrir del juego

el león se vuelve constante y peligroso



comencé a buscarlo para entretener a un niño

y desde entonces vivo aterrorizado

y el niño todavía no comprende porqué





(*) Simón Esain: nació en la localidad de Maipú (Buenos Aires, Argentina) en 1945. Reside en la ciudad de Chascomus. Editó y distribuyó, durante 10 años “La Silla Tibia”, medio artesanal de difusión literaria. Posee cuatro poemarios editados: “Indignación de Noviembre”; “Mayo de 1989 o El Humo”; “Musa Interventora”; “El Momento de Ahogarse”. Posee asimismo, como material inédito, los poemarios “U.S.Me” y “Tótem”; también tiene inéditos libros de prosa breve, entre ellos “Las Malvinas y Otros Sueños”.

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