viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 52 - Marcelo Di Marco

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 52/2006





“Un poeta no es un economista....un poeta

es sobre todo alguien que expresa

una visión del mundo...”

Juan Gelman









Poeta invitado: MARCELO DI MARCO (*)







De En lugar de Letradura (1983)





Lucila in Wonderland


todo era nuestro último cuento de hadas





Casi siempre sí

y especialmente cuando nos asomamos

desde el borde de las sombras

por el más imposible ángulo de tu cama

y nos quedamos viendo con ojos derretidos

cómo

el prudente Odiseo navegaba

con su potente y negra y plateada torpedera

al sol y por espléndidos alcoholes

Viendo abrazados

la voz del general Kurtz ya sin tiempo que decía

the horror

the horror

mientras la tarde oscurecía afuera

y se encendían las luces del Gaumont

Viendo cómo

bajo la luna

bandadas de estúpidas gaviotas

le disputaban a una foca de Proteo

las tripas increiblemente rojas de andá a saber

quién

Viendo que

como un buque de fantasmas

nuestra generación anclaba en cafés de madrugada

nacía a sus penas bebía sus años y se entregaba sin luchar

Viendo cómo

el muy tetón de Tiresias

negaba sus dones a mi pueblo

haciendo caer MUERTE sin discriminación

Viendo aparecer

por el viento aviones

de todos colores

HARRIER

LESTRIGON

SEA KING

y demás girocópteros y misiles aire tierra

y nosotros marchando por autopistas resquebrajadas

Viéndonos

volver por caminos nocturnos de carteles publicitarios

huyéndole al asco

a la forma de los cerdos

Viendo caer

sobre la Plaza de la República

una lluvia de pescaditos escurridizos

en tanto que las Hondas Blancas

avanzaban por Corrientes

entre nubes de Gases Urticantes

Viendo multitudes

vivando en Plaza Mayo tenían los ojos

atravesados por banderas banderas banderas

cuando de lo alto caían gritos y bastones

bastones

bastones

bastones

caían de lo alto

Viendo

morir por agua a Flebas el fenicio

chapaleaba entre estallidos en el Atlántico Sur

Viendo manos

que enviaban a otras manos troncos

arrugados

absurdamente envueltos en lustrosos ataúdes

embanderados

Viendo

cuerpos espectrales decapitados sumergidos

en las aguas de la fuente del Congreso

danzaban Ravel Mahler y no sé qué más

Viendo cómo

El Señor Tremendo De Los Puertos

cargaba nuestros cadáveres

por calles adoquinadas

bailando un aquelarre

en la pendiente de la noche










De Una temporada en Babia (1988)







La Edad del Hierro (Fragmento)




Y tú también, César, rodando por en medio del Capitolio

con la toga arrancada, ejecutado.

Con la espada desnuda en toda su brillante inutilidad,

rebotando en el mármol del Senado,

repiqueteando.

Con los gritos del pueblo en tus oídos,

y tu cuerpo

un raudal de sangre negra

manando

hasta la estatua de Pompeyo,

hasta sus pies papier maché

o cartón piedra…





…Y todavía suspenso y rielante y luminoso de piedad eterna,

y, todavía, por encima del murmullo enardecido de la Urbs,

y aún, por sobre el pico unánime de las siete colinas,

con toda Roma bajo sus alados pies, teñido en rojo,

teñido en rojo, el enjoyado espectro de César,

mácula escarlata a la deriva en las alturas,

brillante fantasmagoría nebulosa y corporizada,

liberada sombra entre las sombras condenadas,

planea con togales vestiduras por la cima del monte Palatino,

por la cima del monte Palatino, por el aire flotando,

por el aire suspendido,

a la deriva.







De El viento planea sobre la tierra (1990)





Una visión de pájaros de colores volando entre cataratas,

enviando su música de rojas y agudas pautas hacia una mayor:

la hirviente brama de las caídas de agua en borboteantes acordes.

Dos gigantescas nubes grises parecen superponerse al mundo.

Altas. Donde el torrente y sus poderes se detienen un momento

antes de fundirse amorosamente hacia el abismo.

Imagino la quieta fuerza de la noche cubriéndolo todo.

Imagino la quieta fuerza de la noche acariciándolo todo.

Imagino el pincel del claro de luna sobre este concierto.

Los ojos de los animales y los espíritus de la naturaleza

y los rumores de la selva brillando en la plena oscuridad.





De Epitafios (Inédito)





El gato


El gato. No el que brilla en la calle

todo su asombro, el que se arquea.

El gato. La chica de la vida.

Hubo días en que lo pudo todo.

Su almohada parecía un horizonte

rojo. El gato. No era muy cara.

Evocaba las aguas

movedizas de peces. Era

olor de pantanos encendidos de negrura.

Descalabró su humanidad

en polvos descomunales. Sus ojos

herían las estrellas. Infinita

entre revoltijos de sábanas. Callejera.

El gato. La chica de la vida.

Un día no pudo más. Con sólo un tajo

hizo de su cama una parcela de sangre.





De Epitafios (Inédito)



La infiel


Proximidad. Algo suave. Un sol lejano. Mares.

Medio despierta, en el final de un bostezo, sueña

algo dormida. Un crucero en el Caribe, la proximidad,

margaritas, una maraña de músculos, un slip rojo.

La proximidad. Un paso. La proximidad.

Algo de seda. Otro. Algo furtivo. La proximidad

algo lejana.

La lejanía de un grupo de palmeras,

una eslora de veinte metros.

Otro paso y otro, un sol exquisito y otro

daikiri. Una mano en la nuca, firme.

Un cuchillo de treinta centímetros, reluciente.







De Epitafios (Inédito)




El remero


Talla color de trueno

rapa la embarcación

látigo del cielo

relámpago látigo

látigo brillo

tenso y madero

chiquetazo de la luz

talla el color del trueno

roza la embarcación

rayo de zarpa dorada

hoja roja brutal

rabia de rojo dorado y madero

puñal del cielo y madero

brillo tenso y madero

en filo de acero impune y madero

en fino deshojarse de rosa y madero

ramalazo de la luz látigo

chiquetazo de la luz látigo

que vira y se hunde ¡madero!

y trepa viva y madero

el fuego de la noche







De El viento planea sobre la Tierra y renueva su faz (Inédito)







Tu vigilia sin tiempo,

Stella Maris,

siglos de siglos

rozando la marea.

Tu mirar sin orillas

rozando la marea,

estrella de los mares,

tu vigilia sin edades.







***



(*) Marcelo Di Marco: nació en Buenos Aires (Argentina), en 1957. Actual coordinador general del Taller de Corte & Corrección en el portal elaleph.com, desde hace veinte años publica libros de poesía, narrativa y ensayo, como así también artículos y críticas sobre literatura y cine. Entre sus libros publicados, podemos mencionar “En lugar de Letradura” (poesía; Buenos Aires, Oliverio, 1983). “La traducción y seis poemas” (poesía y cuento; Buenos Aires, Xul, 1985). “Una temporada en Babia” (poesía; Buenos Aires, De la Flor, 1988). “El viento planea sobre la tierra” (poesía; Buenos Aires, Último Reino, 1990). “Televisión y verdad. Una propuesta educativa innovadora” (ensayo, en colaboración con Noemí Pendzik; Buenos Aires, Fundación Las Patas de la Mentira, 1994, reeditado por CTERA . SISS). “El fantasma del Reich” (cuentos; Buenos Aires, Sudamericana, 1995). “Taller de corte & corrección. Guía para la creación literaria” (ensayo; Buenos Aires, Sudamericana, 1997, reeditado en 1998). “Hacer el verso. Apuntes, ejemplos y prácticas para escribir poesía” (ensayo; Buenos Aires, Sudamericana, 1999). “Atreverse a escribir. Prácticas y claves para arrancar de una vez por todas” (ensayo, en colaboración con Nomi Pendzik; Buenos Aires, Sudamericana, 2002). “Atreverse a corregir. Trucos y secretos del texto bien escrito” (ensayo, en colaboración con Nomi Pendzik; Buenos Aires, Sudamericana, 2002). Las antologías publicadas: “Te alcanzaré desde mi tumba” (cuentos; Buenos Aires, Quirquincho, 1996, obras de Bram Stoker, Robert Louis Stevenson, Ambrose Bierce y Edgar Allan Poe). “Cinco genios del espanto” (cuentos; Buenos Aires, Quirquincho, 1996, obras de E.T.A. Hoffmann, Jack London, Nathaniel Hawthorne, Villiers de L'Isle Adam y Fredric Brown). “Si abres mi jaula, amigo mío” (cuentos; Buenos Aires, Quirquincho, 1996, obras de Guy de Maupassant, Rudyard Kipling, Saki, Horacio Quiroga y Juan José Arreola). “Pasajeros en Arcadia. Treinta y nueve cuentos escritos en el Taller de corte & corrección” (Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 2000, obras de Gabriel Bellomo, Laura Palacios y Vanesa Etimos, entre otros). Fue incluido en diversas antologías y obtuvo numerosas distinciones por su labor literaria. Reside en Capital Federal.

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