POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 138/2008
“Antes de reflexionar sobre la poesía, sobre
la razón de su incandescente existencia,
el hombre efectúa un ejercicio y una práctica de ella.
Así, la poesía es una forma de conocimiento, pero a
condición de ser simultáneamente la más
desesperada tentativa de salvancion de
nuestra raíces esenciales...”
Enrique Molina
Poeta invitado: MIGUEL FAJARDO KOREA (*)
Los abrazos repiten el oleaje
La ausencia llena los dominios
del regreso, la imagen
en las antiguas lágrimas
del aprendizaje.
El mar vuelve a cerrar
sus deseos para cruzar el goce
del susurro a la palabra.
Devolvemos las urgencias
en la salinidad
en tu cuerpo.
Exploramos el delirio
de la huelenoche
en la sonrisa de tu luna,
en el cuarto creciente de tu sexo.
Los abrazos repiten el oleaje
de tu cabello.
La pasión,
palabra en celo,
interminablemente deseosa
para bajar las estrellas
o beber tiernos sabores
en tus pezones de gaviota.
Amor:
la lluvia se desliza
hacia la región
más hermosa de tu alba.
***
Toca la puerta del mundo
El abrazo
enciende tu libertad.
El oráculo de las señales
al desnudarnos
a contraluz. La inocencia
del jazmín sobre el espejo.
La masacre del odio
rumora nombres
en voz baja;
esperaron súplicas
en noches conmovidas.
Violaron el corazón de las esposas,
acrecentaron la incertidumbre
de las hijas.
Tocan la pasión
del mundo; se ha roto
en lágrimas tu defensa.
Amenazan con cambiar
la luz para los huérfanos,
las sonrisas encarceladas
por el miedo a los sátrapas.
El viaje del dolor como un exterminio,
capaz de mutilar en tu rebelión
el camino del suicidio
ante el desamparo:
el caracol extendido ante el martirio.
Los espejos alzan
su dignidad
en la cintura virginal
de nuestra América.
***
El ancla del vendaval
Las velas no verán el final
de la miseria,
el límite arbitrario
del infinito.
La tristeza encela imágenes
de guerras,
relámpagos de amanecer
en los caminos de la ceniza,
cuando los vencedores
acosan con ebriedad.
Resistencia
interminable de otras lanzas
en la inocencia del retorno,
cuando el amanecer recoge
las cicatrices de la marea,
el ancla del vendaval
en lo elegido.
El peregrinaje como un presagio
de puertas cerradas
contra la violencia
del olvido.
Nadie arrasa llagas
para ver cuánto duelen
tus pechos.
Solo
firman la rebeldía.
***
Los legionarios del sueño
La distancia como una fiebre
en el desencanto, un festín
persistente
en la escasa palabra de los migrantes,
Los náufragos tienen
la certeza de haber cruzado
los rincones más bajos de la frontera,
el hundimiento
de la huella
en la salinidad.
Los legionarios del sueño
guardan la rutina
en promesas de cambio.
La tristeza
como una manera de llorar
todas las angustias.
La distancia
cambiará
la costumbre definitiva
de tu ausencia.
La desgracia en la mitad
del mundo
la salvás
con un poema.
***
La casa Tilarán
A mi esposa, Licda. Saray Masís Villalobos,
palabra violeta en el silencio de mi mundo
Hay treguas que no resuelven
la llama
en el memorial de tu cintura.
El fuego como destino definitivo,
lo pleno
de tu amor.
No olvidemos el recorrido
Tilarán, el antiguo
mar de Alfonsina Storni,
Los afrodisíacos indígenas
de la fruta mesoamericana.
Tu cuerpo telúrico
en la desnudez
de la penumbra,
la humedad
entre caricias,
la certitud del espejo
para encontrar tu rostro
en la casa
San Rafael,
en los andariveles de la lucha.
Trabajadora Social,
guerrillera contra la pobreza
en el ojo a contraluz
de nuestro cielo dividido.
¡Saray!
Mujer de siempre.
***
Aunque sigan con vida
El camino sediento
como una ciudad sin disparos,
un rincón abierto
en la memoria de los cristales.
Ese poema bastaría,
porque la batalla no lo derrotó
en el olvido
de la causa sin disfraz
contra el crimen,
o frente a las excusas
de quienes nunca regresaron,
aunque sigan con vida.
La soldadesca
retendrá a los poetas
que sobrevivan
sin complicidad.
La palabra
crece cuando es abril;
las dudas se bastan
en el recorrido del abandono.
Los baúles se rinden ante los
trozos de la sospecha,
cuando es imposible
la duda en los suburbios.
Los traidores de los bosques
entonan la canción
de medio invierno.
Tengo rabia por no
entender tus razones.
Perder ha sido siempre un desamparo.
(*) Miguel Fajardo Korea: nació en Costa Rica, en 1956. Es Licenciado en Literatura y Lingüística con énfasis en Literatura. Académico propietario en la Universidad Nacional de Costa Rica. Profesor titular de español en el Liceo Laboratorio de Liberia, Costa Rica. Ha publicado libros en su país natal como así también en República Dominicana , España y Colombia, entre dichas publicaciones podemos destacar: “Urgente búsqueda” (1981); “Estación del asedio” (1981); “Extensión del agua” (1981); “Realidad, mito y dolor” (1986); “Sólo la noche” (1989); “Las puertas del sol” (1992); “Héctor Zúñiga: palabra y canto” (1993); “Sacramento Villegas: canción en el tiempo”; “Otras lunas: presencia femenina en la literatura de Guanacaste” (1996); “Medardo Guido: cantares de la pampa” (1997); “Margen del sueño” (2000); “Todos los días” (2004); “Ausencias” (2005). En prensas: “Travesias”, Costa Rica, 2008; y “Ausencias”, (2ª ed.) Bogotá, 2008. Su obraha merecido distintas galardones.
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