viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 109 - Rodolfo Leiro

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 109/2007





“La poesía no puede ser otra cosa

que un diálogo abisal entablado

entre el ser y el mundo...”

Enrique Molina






Poeta invitado: RODOLFO LEIRO (*)







NO DEJO NADA




Preparo mi equipaje, despacioso

en la calma habitual de cada anciano,

rescato de mi página de humano

con cierto fatalismo licencioso,



el muro, mi clavel, el paso ansioso,

mi parra, la placita, andén, verano,

mi amistad, mi ternura, limpia mano,

la caricia primera, el armonioso,



el garbo de su paso primoroso,

mi casita, la esquina, el empeñoso

festín de mi rayuela displicente;



efigie de mis viejos, mi alborada,

mi luto, mi dolor. No dejo nada.

Solo un beso final sobre tu frente.







JICARA




Este día sin sol, un anatema

de sombras en mi jícara de brisa,

de mística, de luto en mi repisa,

luciendo mi dolor como un emblema.



Curiosa vecindad. La misma pena

con rito de gorrión en mi cornisa

y acaso vaga lumbre, en la imprecisa,

la vasta necedad de mi condena.



Empero, con mi lente traficante,

triscando en cada gema, en la diamante,

la excelsa dimensión de mi apostura,



intento, sin zafio desaliento,

en el día que vivo como un cuento,

urdir un duende azul con mi ternura.







INVIERNO



Hoy que fenece el invierno

con una sonrisa opaca,

forjo mi mundo de hamaca

con un tímpano fraterno

y el mismo fervor alterno

en mi péndola de alpaca.



Tiemblo en un talle de mata,

me sumo a su beso tierno

y en el infinito eterno

que mi pupila remata,

mi voz de ayer se refracta

en la faz de mi cuaderno.



Me abrazo a la vieja mata.

Queda conmigo el invierno.







TU FIGURA




El espasmo biológico que asume

a través de su azar inescrutable,

el designio vital e incomparable,

el genético plasma que resume,



en un mapa de cálculo infinito,

la napa residual, la geometría,

esa especie de oculta sinfonía

con el istmo solemne de su rito,



de congeniar, orfebre de granito,

matriz de su Petrarca manuscrito,

el Hombre, la Mujer, la gran figura,



no ha podido rizar tu yo absoluto;

con el mismo troquel, lúcido bruto,

gozarás la mutual de tu aventura.









IRÁ CONMIGO



Mi sombre irá conmigo, lo presiento.

Partiremos los dos en madrugada,

como un ave sedienta de alborada

bebiéndose los pálpitos del viento.



Fundaremos el Templo del Contento

con vestes de una rosa desposada

y el néctar de un abeja enamorada

olvidado en un tríbulo sangriento.



Dejaremos atrás el firmamento

y en el oculto espacio del talento

que tienta acada vate presuntuoso,



forjaremos con ósculos de aliento

el abrazo postrer del sentimiento

sobre el irir de un vínculo afectuoso.











(*) Rodolfo Virginio Leiro: nació en Junín (provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1921. Su obra édita compendia numerosos títulos, entre ellos los libros de poemas “Auras y Estrías”; “Rimas en la fronda”; “Gotas en la piel del surco”; “Poemas olvidados” y “Pañuelo de bohemio”. En narrativa, se destacan los volúmenes de cuentos “Dátiles de arcano”; “El anillo de Ágatha” y “Cuentos memorables”; tiene también publicadas varias novelas, como “La ladrona”; “Juan S. Juan”; “Una dama en la bañera”; “El reloj”, “Un espejo sin imágen”; “El transplante” y “Disco color plata”. Ha integrado una veintena de antologías atnto en Argentina como en el exterior.

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